En nuestro tiempo presente, siglo XXI, cada día se escucha y se habla acerca de la Tics, pero verdaderamente muchos docentes estamos apáticos al cambio digital, es decir, no nos desacostumbramos a los tiempos antiguos del lápiz y papel.
Nuestra
labor como docentes, es utilizar herramientas tecnológicas, que proporcionen
elementos que generen interés y motivación, para la enseñanza – aprendizaje,
para ello se necesita asumir un reto que consiste en utilizar la tecnología,
para formar nuevos entornos que conlleven a mejorar nuestro accionar didáctico.
La
inversión de los países en América Latina, en cuanto a la tecnología no es
significativa a comparación de los países desarrollados, esto involucra que la educación
no sea desarrollada, para ello es necesario que en nuestra institución y en
todas las del país, exijamos que se implemente políticas encaminadas a integrar
las nuevas tecnologías de la información; comenzando en destinar los recursos
necesarios para su ejecución, un currículo para formar personas pensantes.
Los
gobiernos locales y nacionales se han preocupado durante los últimos años en
proveer a los colegios y escuelas con herramientas tecnológicas como: computadores
de mesa, portátiles y tabletas para uso
de los estudiantes. Esto es una realidad. Pero esta realidad se transforma en
utopía, cuando no se establecen acuerdos que garanticen el óptimo uso de esos
recursos.
La
realidad es que estamos sumergidos en la era virtual y debemos romper los
paradigmas para poder convertir la utopía en realidad.
Debemos
aprovechar en esta era digital, nosotros como docentes, que a los estudiantes
les gusta la tecnología, pero debemos hacerle ver, el verdadero resultado, y
dejar atrás la apatía por lo desconocido y preocuparnos por poder generar
nuevos medios y vincularlos con nuevos conocimientos, para salir del
conformismo y lograr que nuestro país cada día sea más desarrollado en el ámbito
educativo, gracias a las Tics, que bien empleadas, nos saca de la monotonía y
convierten nuestras clases más amenas.
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